Esta es una selección de canciones que hablan del regreso, del amor del Padre, del perdón y de la restauración. Algunas fueron escritas desde el corazón de alguien que se sintió lejos… y fue abrazado.
Déjate acompañar por estas melodías mientras caminas de regreso a casa.
En esta canción Marcos Vidal retrata con profunda sensibilidad el corazón del Padre que abraza antes de preguntar, que restaura antes de exigir, y que corre al encuentro del hijo que vuelve.
Con una letra honesta y conmovedora, Pródigo retrata el momento más vulnerable del regreso: cuando el corazón reconoce su distancia y clama por gracia. La canción se inspira directamente en la parábola del hijo pródigo, dando voz al arrepentimiento sincero, pero también a la esperanza segura del abrazo del Padre.
Vuelvo a Casa es un canto de retorno lleno de sinceridad y esperanza. Generación 12 expresa en esta canción el anhelo de reconciliación con Dios, el reconocimiento del pecado, y la convicción de que siempre hay un lugar al que regresar.
Esta canción refleja el corazón de un Dios que no se resigna a perder a ninguno de sus hijos. A través de una melodía sencilla y profunda, Marcos Vidal expresa el amor incansable del Padre que deja las noventa y nueve para buscar al que se extravió.
Esta canción se convierte en un himno de restauración, donde el Padre no solo recibe, sino que reafirma la dignidad de su hijo al invitarlo a su mesa. Es ideal para quienes necesitan escuchar que hay lugar para ellos, sin importar lo lejos que hayan estado
Esta canción es poderosa y emotiva que retrata el dolor de estar lejos de Dios y la belleza del perdón. Con una letra profundamente espiritual, la convierte en una oraciónde regreso, restauración y reconciliación.
Esta canción habla al corazón de quien ha vivido heridas profundas y lleva marcas que parecen imposibles de borrar. Con una letra honesta y emotiva, Cicatrices celebra el poder redentor de Dios para convertir el dolor en testimonio. No perfección, sino restauración; no ocultamiento, sino sanidad con valentía.
Esta canción es una invitación directa y llena de ternura para todo aquel que se ha alejado de Dios. Marcela Gándara recuerda que el amor del Padre no se ha agotado, y que siempre hay un camino de regreso.
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