CAMINO DE REGRESO

Yo sé lo que se siente. Sé lo que es fallar, alejarse… y sentir que el camino de regreso está lleno de dudas, culpa, vergüenza o miedo. También sé lo difícil que es creer que Dios te sigue esperando.

Por eso nació Camino del Pródigo. Porque no estás solo. Porque hay esperanza. Porque el regreso sí es posible. Dios no está esperando explicaciones de tus acciones. Él es el Padre que te ve de lejos, siente compasión por ti y sale corriendo a abrazarte.

• Lucas 15:20 NBV: “Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él; salió corriendo a encontrarlo, lo abrazó y lo besó.”
   

Este programa fue creado pensando en ti. No es un curso, ni una serie de reglas. Es un espacio seguro, lleno de gracia, donde puedes dar tus primeros pasos de regreso: pasos sencillos, sin juicio, con guía, y con alguien que camine contigo.

A cualquier hijo o hija de Dios que:

• Se ha alejado de la fe, de su llamado o de la iglesia.
• Quiere volver, pero no sabe cómo empezar.
• Necesita guía, oración y una comunidad que lo reciba con amor.

El programa “Camino de Regreso” es simple, claro y restaurador.
Se compone de 4 pasos inspirados en la parábola del hijo pródigo. Pasos que te ayudarán a reconectar con Dios, caminar acompañado y reencontrarte con una comunidad que te reciba con gracia.

• Reconocer tu deseo de volver. Entonces volvió en sí…” (Lucas 15:17) Todo empieza cuando reconoces que necesitas regresar. No necesitas tener todo resuelto. Solo reconocer que deseas regresar, ese simple deseo ya es el comienzo.
• Comenzar una relación con Dios. El hijo pródigo de la parábola dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti…” (Lucas 15:21). No dijo una oración perfecta, solo comenzó hablando desde el corazón. Tú también puedes abrir tu corazón ante Dios, sin filtros ni miedo. Él te escucha y te recibe.
• Caminar acompañado.  “Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y corrió…” (Lucas 15:20). El Padre sigue corriendo a sus hijos pródigos, pero muchas veces llega a través de personas. Queremos ofrecerte un mentor para que camine contigo, a tu ritmo, sin juzgar, como una extensión del abrazo de Dios.
• Ser recibido con gozo. “Hagamos fiesta… porque este hijo mío ha vuelto.” (Lucas 15:24) Queremos acompañarte a volver a casa. Queremos ayudar en tu reintegración a una iglesia que esté lista para recibirte, restaurarte y celebrar que estás de vuelta para cumplir con tu propósito y llamado.

Yo estuve lejos. Y también pensé que no podía volver… que no había lugar para mí después del fracaso. Pero descubrí que el corazón del Padre no cambia. Él sigue viendo de lejos. Sigue corriendo. Sigue abrazando.

Si estás leyendo esto, tal vez es porque ya diste el primer paso.
Déjanos caminar contigo. Hay gracia suficiente, hay espacio en la mesa, y hay fiesta en el cielo cuando tú decides volver.